MI PRIMERA VEZ EN LA ESCUELA

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El periodo de adaptación daría para escribir un montón de entradas,  podemos hablar de si es realmente necesario, de quién lo pasa peor (los padres o los niños), de si debe ser progresivo o más brusco,…

Los cambios son difíciles para la mayoría de las personas ya que implican enfrentarnos a situaciones nuevas sobre las que no tenemos prácticamente ningún control. De hecho, todo cambio genera un poco de ansiedad y miedo, aunque estos sentimientos van desapareciendo a medida que nos adaptamos a las nuevas circunstancias. Por eso, no es extraño que a muchos pequeños les resulte difícil adaptarse a la escuela, sobre todo porque probablemente se trata del primer gran cambio que experimentan en su vida.

“Perder de vista” a mamá o a papá, que son sus personas de referencia seguras y estables, puede dar lugar a un sin fin de emociones en el niño, que pasen por el miedo, la inseguridad, el sentirse vulnerables o incluso el temor al abandono. Por eso, es frecuente que lloren, tengan rabietas, se sientan tristes y no quieran quedarse solos. En los casos más severos pueden presentar síntomas fisiológicos, como inapetencia, problemas para dormir, vómitos o dolor de cabeza.

Y es que, en la mayoría de los casos, acudir a la escuela supondrá la primera vez en la que el niño se separe de su ámbito familiar.  Se encontrará en un lugar nuevo, desconocido para él; con unos compañeros que no conoce y una nueva figura, la maestra o “seño”, que también le resulta desconocida. Por ello, para hacerles más fácil y llevadero esos primeros días es recomendable realizar el periodo de adaptación.  Un periodo de adaptación para todos: para niño/as, familias y educadore/as. ¿ Para todos por qué? Pues porque:

Los niños necesitan un tiempo para:

–          Entender que no están siendo abandonados.

–          Conocer el nuevo espacio y sentirse cómodo en él.

–          Confiar en otro adulto diferente a sus padres o familiares.

–          Compartir espacios y materiales con otros niños.

Las familias necesitan un tiempo para:

–          Confiar en la persona a la que están dejando su hijo o hija.

–          Superar la separación.

–          Formar parte del nuevo “contexto”.

Los educadore/as necesitan un tiempo para:

–          Conocer a cada uno de los niño/as, sus características y necesidades.

–          Formar un vinculo con ellos,

–          Preparar el espacio y los materiales acorde a las necesidades del grupo.

En estos días, la escuela suele ser “distinta”, con una programación orientada a conseguir que los niños se sientan seguros, que conozcan el espacio donde van a pasar tantas horas, a sus compañero/as, a sus maestra/os…Las “seños” ponen todo su empeño y organizan actividades para hacerles sentir cómodos, abren sus brazos y reparten besos…pero no poseen de formulas mágicas…porque no todo está en sus manos. Los padres, una vez más, juegan un papel importante.

¿ Qué puedo hacer como padre/madre para ayudar en esta adaptación?

  1. Que la adaptación sea paulatina. Los primeros días bastará con que lo dejes un par de horas e ir aumentando este tiempo progresivamente con el paso de los días. Cada niño/a es diferente, algunos les costará más o menos que a otro/as, asique es importante respetar su ritmo particular.
  2. Mantén una actitud positiva. Los niño/as perciben nuestras sensaciones, por lo que trata de no trasmitirle tu inseguridad o ansiedad. Por el contrario, hazle sentir que sientes entusiasmo por su llegada “al cole”, y sobretodo tu seguridad de que vendrás a buscarlo, sin recurrir a las mentiras “voy por el pan”, o al irte sin despedirte.
  3. Permítele que lleve un objeto o elemento de apego. Puede ser su peluche, la gasita con la que duerme, su biberón…ese objeto simboliza lo conocido, la seguridad y la confianza.
  4. Acompáñalo en estos primeros días, pero evita las despedidas prolongadas.
  5. Creando una rutina. A los niños las rutinas les dan seguridad. Así pueden anticipar lo que va a suceder, favoreciendo su tranquilidad ante las diversas situaciones. Así, en casa podemos establecer una pequeña rutina al levantarnos, que poco a poco pueda ir desenvolviéndose autónomamente (por ejemplo: me levanto, me visto, me lavo, desayuno y preparo la mochila).

Y, sobre todo, es importante para todos tener en cuenta que cada niño es un mundo particular, diferente a cualquier otro. Por eso, cada uno tendrá una respuesta diferente frente a esta misma situación.

¿ Me cuentas tu experiencia?

 

 

Un comentario en “MI PRIMERA VEZ EN LA ESCUELA

  1. depequesygrandes dijo:

    Me gusta mucho tu post. Mi peque pasó por período de adaptación. La verdad que el colegio facilitó todo un mes para ello aumentando por semanas una hora más. Le costó adaptarse, a mí aún más que a él (lo reconozco) pero gracias a ir poco a poco se hizo menos duro. Un saludo!

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